Raúl Castillo Alfaro, 40 años ejecutando la danza de su vida


El maestro, ex director del Ballet Folklórico del Estado de Yucatán, llega pleno de satisfacciones y agradecido con quienes guiaron sus primeros pasos en el maravilloso arte de hablar con el cuerpo

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Cultura
Abril 11, 2017 01:32 hrs.
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Justo May Correa/Sebastián Caldelas › enbocaspalabras

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En las instalaciones de una iglesia del barrio de Santiago de Mérida, Yucatán, se adiestraba en 1977 el grupo juvenil de danza folklórica ’Zarahemla’, dirigido por Aljady Chan Díaz, un maestro recién egresado de la Escuela Normal.

Muy ajeno a tales actividades, asistía también al mismo templo el joven Raúl Castillo Alfaro.

Sus intereses se repartían entre una familia muy unida, sus estudios, el atletismo, el básquetbol y el vólibol.

Un día, el director del grupo no tenía a alguien para interpretar la ’Danza del venado’, del estado de Sonora, una representación que exigía al ejecutante una condición físico-atlética de primera.

El director se fijó en el jovencito que reunía tales características y lo invitó a participar en los ensayos. El prospecto aceptó.

No lo sabía aún, pero Raúl iniciaba así la danza de su vida: lenguaje de cuerpos sudorosos encerrando siglos de historia, respiración agitada, sonrisa fresca, coordinación de movimientos en el tiempo y en el espacio. Resistencia, flexibilidad, agilidad.

Al cabo de unos meses de entrenamiento estaba listo en lo básico para participar en un importante festival, al término del cual daría por concluido su compromiso con la agrupación dancística.

No fue así. El director y los chicos del grupo lo animaron a hacer otra presentación. Esta vez, además de la ’Danza del venado’ bailó dos de los diez números del programa artístico de la vaquería yucateca.

Actuó al principio y al final, que eran los más fáciles.
Luego lo invitaron a seguir participando, y decidió quedarse.


"Mi primer maestro tal vez vio algo especial en mí"

"Mi primer maestro tal vez vio algo especial en mí"

Nacían en Raúl las primeras sensaciones de su música interior, pero muy lejos aún de imaginar la historia que le deparaban dos piernas ágiles y fuertes. Dos brazos que aparentarían las ramas de un árbol cuyas hojas acariciarían el espacio y lo transformarían a la vista de todos en siluetas enigmáticamente bellas, tal como describiera de la danza un buen día la extraordinaria comunicadora María Elena de la Rosa.

Aljady Chan Díaz, director “Zarahemla”, el grupo juvenil, un maestro muy talentoso e inteligente, empezó a sacar lo mejor de la joven promesa.

Con el maestro Aljady “aprendí mis primeros pasos en la danza ―recuerda Raúl―. No sólo eso, sino que con él aprendimos también algo de dramaturgia, iluminación, sonido. Incluso, siendo un grupo juvenil, llegamos a hacer giras a Veracruz, Puebla y el Distrito Federal.

“Quizá viendo algo especial en mí ―agrega― me transmitió sus conocimientos. Yo, ávido de aprender, todavía sin saber que dedicaría mi vida a esta carrera, empecé a dominar los aspectos importantes en la dirección de un grupo.

“Tan es así ―expresa― que a los dos años, cuando el director se retira, me quedo en su lugar y continúo con la promoción y el fomento de este ballet, siempre conformado por jóvenes”.


Su encuentro con los maestros Carlos Acereto, Menalio Garrido y el mundo de la farándula

Su encuentro con los maestros Carlos Acereto, Menalio Garrido y el mundo de la farándula

Era ya 1979 cuando Raúl Castillo Alfaro conoció al maestro Carlos Acereto Canto, director de la Compañía “Cantos y danzas populares de México”, del Centro de Educación Artística de Mérida (CEDART), con quien los siguientes dos años ampliaría sus horizontes como ejecutante.

En el CEDART conoce a otro gran maestro, Menalio Garrido Amaya, director del Taller de Danza Regional de Mérida, con quien estaría ligada gran parte de su carrera, en una primera etapa desde 1981, justamente cuando el proyecto del CEDART termina y pasa Raúl a formar parte dos años del grupo de danza del maestro Menalio.

Cuatro años después de su circunstancial inicio en 1977, Castillo Alfaro empieza a tomar altos vuelos. Se especializa en ejecutante de danza folklórica. Toma cursos formales con maestros que vienen de otros estados.

Simultáneamente, lo invitan a formar parte del ballet folklórico de un centro turístico llamado “Tulipanes”.

Es ahí donde empieza a tener contacto con el ambiente artístico-turístico, ya más de la farándula.

Era un espectáculo de danzas mayas y de vaquería yucateca para turismo.

Ese grupo era dirigido por Rubén Duarte, de los hermanos Duarte, muy famosos en Yucatán en su época con las bombas yucatecas y con este tipo de show, de espectáculo para turismo.

Ahí empieza a conocer amigos en grupos musicales, comediantes, actores, actrices, y es cuando tiene su primer contacto como maestro de ceremonias, ya que en el ballet folklórico había que hacer la narración de las danzas mayas, de la vaquería, y ahí también empieza a decir las bombas yucatecas en pareja, y empieza esta parte de su carrera como conductor y como maestro de ceremonias.

El maestro Víctor Salas González, un guía fundamental

El maestro Víctor Salas González, un guía fundamental

Su inquietud por aprender lo lleva a los teatros de la ciudad: al “Peón Contreras”, al Teatro Mérida, actualmente “Armando Manzanero”, al taller de la Universidad de Yucatán.

Conoce a la Compañía Provincial de Ballet, dirigida por el maestro Víctor Salas González, máximo exponente de la danza clásica en Yucatán, quien lo encamina hacia una profesionalización más integral.

Así fue el contacto: “Veo su trabajo, me interesa mucho y un día decido abordarlo al final de una presentación de su ballet. Como en la danza siempre hay carencia de varones, inmediatamente me acepta como invitado, me beca en su academia y tomo clases de danza clásica con él.

“Lamentablemente no por mucho tiempo, pues por algunas cuestiones de trabajo tengo que dejar de asistir. Fue una etapa muy breve en la que aprendí de su gran profesionalismo, su disciplina y, sobre todo, de su gran conocimiento. Esa fue también una base muy importante de mi carrera”.

En los años siguientes Raúl se dedicaría más a la danza comercial, siempre folklórica para el turismo. Forma parte como bailarín y coreógrafo del Ballet Folklórico Estampas Mexicanas, y también como bailarín y coreógrafo del Ballet Folklórico del Mayab.

Incursiona también un poco en un grupo de jazz. Continúa tomando cursos. Asimismo, forma un grupo de danza moderna.

Su encuentro con Octavio Ayil y Betty Yáñez

Su encuentro con Octavio Ayil y Betty Yáñez

“Por esas épocas conozco a quien después sería un gran compañero, amigo y compadre, al actor Octavio Ayil, con el cual empiezo a incursionar también en el tema de la actuación, haciendo teatro regional, y también cantando, que había sido otra de mis inquietudes.

“Conformamos un espectáculo teniendo como base a la pareja cómica regional Octavio y Betty, Betty Yáñez, con quienes hacemos giras por todo el sureste y nos presentamos en diversos foros, en restaurantes muy importantes, tanto de la ciudad de Mérida, como de todo el estado y el sureste.

“Es así como empiezo la actuación; continuaba haciendo el maestro de ceremonias del espectáculo y también cantaba en el show, en el cual ya teníamos un ballet integrado y músicos. Me dedico un tiempo a este espectáculo en centros turísticos, ya sea de mediodía o de media noche, en cabarets, como se llamaba en aquella época”.


Ingresa al Ballet Folklórico de Yucatán, dirigido por el maestro Alfredo Cortés Aguilar

Ingresa al Ballet Folklórico de Yucatán, dirigido por el maestro Alfredo Cortés Aguilar

Ninguna satisfacción sabría igual sin la existencia de obstáculos que vencer en el camino de la vida, en la construcción de nuestro destino, en la conquista de nuestras metas personales.

Uno de esos momentos cumbre se sumó a la carrera de Raúl Castillo con la llegada del año de 1991 y su participación en una audición para elegir nuevos miembros al Ballet Folklórico del Estado de Yucatán, dirigido entonces por el maestro Alfredo Cortés Aguilar.

Había que elegir a los más prometedores, a los más capaces, a los más creativos: ¡a los mejores!, a los decididos a hacer historia.

“De 24 aspirantes ―recuerda Raúl―, resulto electo como el segundo. Entro primero como becario y casi inmediatamente empiezo a participar en las presentaciones importantes. Un año después obtengo mi base”.

Sin embargo, no sería esa su última cima conquistada.

El Ballet Folklórico del Gobierno del Estado de Yucatán fue fundado en 1970 por el coreógrafo Alfredo Cortés Aguilar y el investigador Luis Pérez Sabido.

“Es cuando viene la parte fuerte de mis giras nacionales ―continúa―, con las cuales afortunadamente he conocido la mayoría de nuestra república; por supuesto, el interior de nuestro estado, siempre promoviendo las tradiciones y costumbres de Yucatán, como es el caso de la fiesta tradicional de la vaquería.

“También tuve la oportunidad de conocer Centroamérica, el Caribe, la Unión Americana, Canadá, Francia e Italia.

“Francia en especial, con un gran afecto en mis recuerdos, dado que me tocó visitarla como director”.

Castillo Alfaro alternaba su participación en la organización con sus nuevos estudios, esta vez en el campo de la danza contemporánea a partir de 1993, en el Centro Estatal de Bellas Artes de Mérida.

Dedicado de manera incansable a la promoción cultural, en 1995 imparte clases de danza mexicana en la Casa de la Cultura de Tecoh, donde funda el primer ballet folklórico de ese municipio.

En 1996 organiza el grupo jaranero de la comisaría de Xcumya.
Su trayectoria le permite ser nombrado ese año maestro de técnica del Ballet Folklórico del Estado de Yucatán.

En 1997 es nombrado asistente de dirección de ese colectivo danzario.

Con el entusiasmo que lo caracteriza, en 2003 funda el Ballet Folklórico Juvenil del municipio de Sucilá.

En 2006 asume la dirección del Ballet Folklórico Infantil del estado de Yucatán.

Un nuevo momento cumbre

Un nuevo momento cumbre


Los años de esfuerzo, de crear nuevos grupos, de entregar talento, de continuar siempre hacia adelante sin desmayo, rendirían nuevos frutos.

En 2007 es nombrado director del Ballet Folklórico del Estado de Yucatán, que marcaría un nuevo rumbo los siguientes nueve años en su fructífera carrera, hasta 2016.

“Finalizo mi carrera ahí con nueve años en la dirección ―comenta―, haciendo especial mención del maestro Eduardo Vera Fajardo, gran amigo y compañero, quien fue durante esos nueve años mi asistente de dirección.

“Es muy importante mencionar que en mis primeros años del ballet folklórico conozco a la maestra Graciela Torres Polanco, factor sumamente importante en mi vida artística.

“Por ella soy invitado a asistir al Centro Estatal de Bellas Artes, primero a tomar un curso intensivo de verano de danza contemporánea que vinieron a impartir unos maestros de Monterrey.

“Después de eso ella me invita y decido quedarme a estudiar la carrera de Danza Contemporánea, la cual ha sido un factor determinante en mi vida artística, ya que esos conocimientos me han servido para el nivel artístico, tanto personal como de mis grupos artísticos y de todas las escuelas en las que he dado clases. También a nivel nacional a ballets que se han interesado, ya que esa técnica le permite al bailarín folklórico superarse y tener más recursos y herramientas para hacer una mejor ejecución.

“En esa parte institucional de mi vida no omito manifestar mi agradecimiento a la maestra Cecilia Herrera Mosqueda, quien fue mi asistente administrativa durante los nueve años que fui director del Ballet Folklórico. Pero no sólo eso, sino que también ha sido una gran amiga y compañera.
“Asimismo, al gran maestro Luis Pérez Sabido, que igual, algo habrá visto en mí, y fue él quien en su papel como director de Producción Artística del aquel entonces Instituto de Cultura de Yucatán, me llama para ser asistente de dirección del ballet.

“Y por supuesto, al maestro Renán Guillermo González, quien primero como director del Instituto de Cultura y posteriormente como secretario de Cultura, me brindó todo su apoyo a lo largo de mi gestión como director del Ballet Folklórico de Yucatán.
“Respecto a las personalidades con las que trabajamos, me tocó con varios gobernadores. Con los que más tuvimos trabajo y cercanía fue con Víctor Cervera Pacheco, con Dulce María Sauri Riancho, con Ivonne Ortega.

“Ciertamente, el ballet se presentó ante presidentes de la República y dignatarios extranjeros, entre ellos los entonces presidentes de Estados Unidos Bill Clinton y George Bush padre, a quienes se mostró nuestra cultura regional”.

"A diferencia del actor o el músico, la carrera del bailarín es muy corta"

"A diferencia del actor o el músico, la carrera del bailarín es muy corta"

Nacido en Mérida en 1960, a lo largo de los años la gente ha conocido el trabajo de Raúl Castillo Alfaro, hijo de Raúl Castillo Cardoz y Fanny Alfaro Cervera. Pero sobre todo han conocido a la persona, su don de gentes, su profesionalismo, su entrega familiar y profesional.

―Disfrutas del aprecio de mucha gente, Raulito ―le digo―.

“Me considero una persona sumamente afortunada ―responde―, porque, ciertamente, tanto en la primaria, como en la secundaria, como en el grupo de danza formal, sí logro percibir ese cariño de mis alumnos, de sus familias, de sus padres.

“Seguramente me habré equivocado muchas veces, pero siento que la base de este cariño, incluso del propio público, es la honestidad con que he trabajado y el esfuerzo que le he dedicado a todo lo que hago.

“Ya sea presentar un espectáculo, transmitir mis conocimientos y, eso sí, desinteresadamente. Pienso que la honestidad con que hago las cosas, y el amor con que las hago, ha sido lo que ha dado como resultado el cariño de la gente que me rodea.

“La carrera de un bailarín, a diferencia de la de un actor y la de un músico, es sumamente corta, ya que ciertamente uno depende de sus facultades físicas.

“Yo pensaba realmente retirarme como hasta a los 50 años como ejecutante, porque siempre ha confiado mucho en mí, soy una gente activa y me considero preparado; pensé llegar hasta esa edad.

“Me retiré a los 40 años, no por no poder seguir bailando, sino porque en aquella época, siendo asistente de dirección del maestro Menalio Garrido en el Ballet Folklórico del Estado, decidí retirarme para poder dedicarme a esas tareas.

“Sin embargo, seguí eventualmente haciendo algunas presentaciones especiales, bailando un cuadro, una estampa, e incluso hasta alguna coreografía especial y, bueno, el envejecimiento natural se enfrenta entrenando.

“Hasta hoy con mis grupos trato de participar, de entrenar cuando les doy clase, cuando les doy técnica.

“Pero más que nada, a mí lo que me revitaliza y me mantiene vivo y activo, es trabajar con jóvenes. Trabajar con jóvenes y trabajar con niños es algo que te contagia y que te hace seguir, te da la motivación para seguir al día.

El 28 de abril le rinden un muy merecido homenaje

El 28 de abril le rinden un muy merecido homenaje

“Parte fundamental de mi carrera ha sido el interés por aprender, tomar cursos, acudir a congresos, investigar por diferentes medios, actualmente también los medios electrónicos.

“Asimismo, platicar con maestros a lo largo y ancho de todo el país, o a todos los que hemos invitado a venir como informantes a nuestro estado, para que el público reciba un trabajo de calidad y una información fidedigna, para que lo que vean escénicamente sean espectáculos documentados, que sea lo más apegado o lo más próximo a nuestra cultura”.

Raúl está convencido que por esa razón hay que investigar y documentarse correctamente.


’Sin el calor de mis hijos, no sé dónde estaría’

’Sin el calor de mis hijos, no sé dónde estaría’

Asimismo, piensa, está convencido, que la familia es un pilar indispensable del crecimiento personal:

“Al principio de mi carrera tuve todo el impulso de mi familia, a través de mi difunta madre, Fanny Alfaro, y de mis hermanas. Cuando todavía no era yo un trabajador formal, mi familia siempre me apoyó en la compra de algún vestuario, unos zapatos, lo que fuese.

“En la actualidad los motores más importantes de mi carrera son mis hijos Paola y Héctor Castillo May. Sin ellos, tal vez no estaría en donde me encuentro en la actualidad”.

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